Porque Cristo no me ha enviado a bautizar, sino a evangelizar, y esto sin sabios discursos, para que no pierda eficacia la cruz de Cristo.
1 Corintios 1,17
Ya lo decía Pablo en sus cartas, ¡cuántas divisiones entre los miembros de las comunidades!. Quizás -aunque no haya registros- ya aún antes sucedía. Me refiero a que en nombre de las creencias religiosas y al surgir inevitablemente diferencias, éstas terminan en disputas.
También la historia nos muestra desde siempre y hasta hoy como los conflictos bélicos se enmascaran detrás de problemas religiosos cuando en realidad apuntan a otros fines más económicos y a apetencias de poder.
Leer sobre los problemas en Corinto me hace pensar en las diferencias que se producen en nuestras pequeñas comunidades y congregaciones en un medio donde el culto predominante no es el protestante. Eso que en principio debería unirnos más, parece que sucediera lo contrario. Tal vez porque pesan más las individualidades.
Por eso es importante recordar a Pablo que insistía en no perder de vista que nuestra tarea es evangelizar y no creernos superiores, porque los dones que Dios nos ha regalado son para ponerlos al servicio de los demás.
Con humildad y perseverancia trabajemos por el bien común en nuestras comunidades, teniendo la Cruz de Cristo como guía. Sólo así podremos proyectarnos hacia una sociedad que sea más justa, anticipo del Reino para todos.
María Teresa Rolón
1 Corintios 1,12 – 18