Cuídense tanto de la levadura de los fariseos como de la de Herodes.

Marcos 8,15

La levadura tiene un efecto fuerte: fermenta, leuda, crece. El reclamo de pruebas o señales de fe y la pregunta por la legitimación de Jesús tienen el mismo efecto. No importa si la motivación que hay detrás sea aparentemente piadosa o secular. Por eso Jesús dice: ¡Cuídense de esta levadura de desconfianza! ¡No exijan señales del cielo!

Al contrario, pan está bien y sacia. Puede ser una señal del Reino de Dios. En el versículo de hoy el evangelista Marcos nos recuerda la milagrosa multiplicación del pan. Ya dos veces los discípulos experimentaron que Jesús hizo pan para una multitud de gente hambrienta. Les había dado lo que necesitaban y más aún: una vez se saciaron 5000, otra vez 4000. Una vez sobraron doce canastas llenas de pedazos de pan, otra vez siete cestos. Los discípulos miraron y escucha-ron, estuvieron más cerca de lo que pasó que nosotros. Pero esto no garantiza el entendimiento.

¿Entendemos que estas vivencias hermosas y milagrosas de hecho no se tratan de señales y milagros? Se trata de responsabilidad y con-fianza.

Actuemos como Jesús: Tomemos en la mano lo que hemos recibido y compartámoslo: el pan y el vino, los bienes y los dones, nuestra fuerza y nuestro tiempo. Reaccionemos con compasión a las necesidades y miserias de los demás. Estoy segura de que veremos una y otra vez como el pan se convertirá en pan de vida y así tendremos vida abundante.

Kirsten Potz

Marcos 8,14-21

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