Aquí se verá la fortaleza y la fe del pueblo santo.
Apocalipsis 13,10
El monstruo que sube del mar es un ser capaz hasta de curar una herida en una de sus cabezas que parece ser mortal. La descripción de la bestia sobresalta su potestad: parecía un leopardo, patas de oso y boca de león con su poder y su trono y mucha autoridad (v. 2).
La imagen cumple con agrandar el poder feroz del monstruo y afirmar que el dragón (Satanás que da vida al monstruo) recibe adoración. Al asombro y miedo provocado se suma su arrogancia y ofensiva a Dios y le lleva a tener autoridad sobre toda raza, pueblo y nación. Las brutales acciones del monstruo son para recibir adoración.
La advertencia “si alguno tiene oídos, oiga” nos re-direcciona del engaño hacia Dios. El amor, fidelidad, justicia toman lugar frente a situaciones de sufrimiento, pérdida, dolor e inspiran a perseverar en fe para promover tu justa solidaridad.
Los poderes y sistemas destructivos continuarán tomando formas monstruosas. No obstante, la fortaleza que Dios ofrece rompe con los miedos que paralizan porque la fe es mayor que el impacto visible del monstruo que atemoriza. En fe se sale de la parálisis a fin de vivir concretamente el don de la salvación y la solidaridad.
Dios de justicia y bondad, tu poder que no paraliza, sino que anima diariamente a seguirte y vivir amando a cada persona para que tu amor mueva a muchas personas a seguirte. Amén.
Patricia Cuyatti Chávez
Apocalipsis 13,1-10