Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección.
Romanos 6,5

Esta frase del apóstol Pablo está muy bien construida. Se nos dice que “si fuimos” -sentencia en pasado- plantados con él en semejanza de su muerte, así también “lo seremos” -sentencia en futuro- en la de su resurrección. ¿De qué está hablando Pablo aquí? De nuestra relación con Jesucristo. Comenzamos nuestra relación con Jesucristo en el bautismo. Aquí Dios en Cristo hace un pacto con nosotros. Nosotros, en la confirmación, renovamos dicho pacto. Dios no lo necesita, pues Él no cambia. Si nos unimos a Cristo en su muerte, es decir, aceptamos que él cargó con nuestros pecados, también nos uniremos con él en su resurrección.
El centro de la Iglesia, el centro de la Biblia, el centro de toda predicación, el centro de nuestra fe y el centro de la misión de la iglesia es nuestra relación con Jesucristo. Este es el centro de todo. Absolutamente todo lo demás es algo concéntrico a este centro. Sin este centro, Jesucristo, todo se viene abajo. Todo pierde sentido. Todo.
Sin Jesucristo la predicación se transforma en mera filantropía. Sin Jesucristo la diaconía no es más que un mero servicio social. Cuando la Iglesia deja de tener en su centro a Jesucristo, ésta se convierte, meramente, en ser una buena ONG* más.
El Jesucristo Resucitado es el único Señor y Salvador de la Iglesia. Éste es el centro de toda misión. Nada más. Y nadie más.
“Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre”. (2 Timoteo 2,5)
Romanos 6,5-11
*ONG= Organización no gubernamental, sin fines de lucro.

Sergio A. Schmidt

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