Si ustedes llaman “Padre” a Dios, que juzga a cada uno según sus hechos y sin parcialidad, deben mostrarle reverencia durante todo el tiempo que vivan en este mundo.
1 Pedro 1,17
Solo podemos llamar a Dios “Padre” si lo amamos. El amor mutuo hace que un padre sea bueno o no. Donde falta ese amor nunca lo llamaríamos Padre.
Y para que nosotros aprendamos que Dios es así, el Padre que ama más de la cuenta, tanto que a veces no lo comprendemos… por seguir amando, perdonando, donde nosotros ya hace rato hubiésemos abandonado, para eso vino Jesucristo, para estar al lado nuestro y no abandonarnos.
Por eso mismo debemos mostrarle reverencia… por amor. Sólo se puede mostrar reverencia sincera si se es fiel a Dios. Porque Dios es fiel con nosotros al no abandonarnos, al guiarnos, aun cuando no comprendemos su proceder. Y nosotros podemos responderle con fidelidad, entablando así una relación muy íntima e intensiva.
Ser “fiel” a Dios es: no dejar que otras cosas, ideas, corrientes y/o ideologías se tornen prioridad, se entrometan entre Dios y nosotros.
Fiel a Dios es aquel que en su vida tiene una clara consigna: que siempre “primero está Dios en mi vida” porque es él que le da sentido y la llena de alegría. Nadie quiere vivir “a los tumbos”, sin meta, sin sentido, sin futuro que valga la pena. Por eso me encanta hacerle caso a Dios, serle fiel y mostrarle reverencia, porque me guía sin presión, pero con amor y seguridad.
Y en esa seguridad de su amor puedo dedicar mi vida para aquel que Dios me pone en mi camino. Eso me llena de alegría. ¡Amén!
Winfried Kaufmann