Tengan en cuenta el tiempo en que vivimos, y sepan que ya es hora de despertarnos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca ahora que al principio, cuando creímos en el mensaje.

Romanos 13,11

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El texto de la carta de Pablo a los Romanos parte de la base que el fin de los tiempos, es decir, el regreso de Jesucristo, está cerca. Por lo tanto, el tiempo entre la conversión a Jesucristo y el regreso del Hijo de Dios es un tiempo corto. El hecho de vivir la fe teniendo presente que, años más o años menos, será el fin de los tiempos da a la vida de fe una dimensión distinta, una nueva urgencia por vivir el amor y la esperanza en Jesucristo, dado que cualquier momento puede ser el último.

La realidad es que han pasado unos dos mil años y el esperado regreso de Jesucristo no se ha dado hasta ahora. Y eso nos ha colocado como creyentes en un lugar de comodidad en el cual hemos perdido la urgencia por dar un testimonio de fe y esperanza porque tenemos la sensación que de alguna manera ese esperado regreso de Jesucristo se dará en algún momento de tiempo muy lejano a nosotros.

Sin embargo, los textos bíblicos una y otra vez nos hablan del regreso de Jesucristo, del fin de los tiempos y de la necesidad de cumplir con nuestra deuda de amor hacia los demás, ahora y en este tiempo, porque no sabemos cuándo regresará el Hijo de Dios y si no será demasiado tarde para dar nuestro testimonio porque, al no tener urgencia, hemos postergado el mismo siempre al futuro. Dice el evangelista Mateo que el Hijo del Hombre vendrá cuando menos lo esperen, es decir, no sabemos ni cómo ni cuándo. Por lo tanto, mis queridos lectores, sí tenemos una urgencia por dar testimonio de nuestra fe y de nuestro amor mutuo, aquí y ahora, sin postergaciones. ¡Estemos despiertos y atentos!

Sonia Skupch

 

Romanos 13,8-14

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