Amenazándolos, los dejaron ir.
Hechos 4,21
El milagro había sido hecho. Estaba consumado. La gente, 5000 hombres, dice el texto, glorificaba a Dios. El hombre curado tenía 40 años. Los fariseos tenían miedo de las consecuencias de este hecho. Había que acallar a Pedro y a Juan. Los tuvieron “demorados” diríamos hoy. Y luego, bajo amenazas, los dejaron ir, exhortándoles a dejar de predicar en nombre de Jesús.
Hoy también sucede en nuestra sociedad. Si bien no acontecen milagros como el relatado, se denuncian hechos, se publican irregularidades que molestan, y hay que acallar al denunciante, al que publica… sea con dinero, amenazas o en caso extremo, definitivamente. Ejemplos sobran.
Pero Pedro y Juan se juegan el todo. No se callan, y dice Pedro que hay que obedecer a Dios antes que a los hombres (versículo 19). Un gran desafío, ¿verdad?
¿Qué actitud tomamos nosotros? ¿Callamos o actuamos y denunciamos las injusticias?
El texto es una buenísima invitación y un desafío para nosotros. Hablemos de Jesús. Contemos lo que hizo. Aunque nos rechacen en oportunidades, pero tengamos en cuenta que, a pesar de todo, siempre queda algo de nuestro mensaje.
Un predicador decía en cierta oportunidad: “La gran desgracia de nuestro tiempo no es que haya tantos ateos, sino que haya tantos cristianos mediocres”.
Que este texto y Dios Padre nos ayuden a fortificar nuestra fe y a expandir el mensaje de salvación, sin miedo. Amén.
Luisa Krug
Hechos 4,13-22