De esta manera, la reconstrucción del templo de Dios en Jerusalén quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío de Persia.
Esdras 4,24
Esdras nos relata las dificultades que tiene el pueblo judío para poder reconstruir su templo. Dificultades con los pueblos vecinos a los cuales les desagrada la llegada de los exiliados que ahora vuelven a Jerusalén, van sembrando cizaña y finalmente logran que el rey Artajerjes de Persia por decreto ponga freno a la reconstrucción del templo de Jerusalén. Debemos tener presente que cuando hablamos del templo de Jerusalén estamos hablando de una magnífica construcción que era el símbolo del judaísmo y de la identidad de los habitantes de Jerusalén. Por lo tanto, cuando se habla de la reconstrucción del templo no es solo reconstruir un edificio, sino que es mucho más, tiene que ver con la reconstrucción de las raíces y de la identidad del pueblo.
En este relato se nos cuentan los grandes proyectos del pueblo judío luego del exilio. ¿Pero qué pasa con los grandes proyectos nuestros a nivel comunitario o familiar o individual? ¿Qué sucede cuando teníamos planes de comprar nuevas maquinarias para el campo y de pronto viene una seguidilla de malas cosechas y nuestros planes se derrumban? ¿Qué sucede cuando estamos ahorrado y planificamos comprarnos una casa y de pronto una crisis económica, tan comunes en nuestra región, hace añicos nuestro sueño? Es una realidad que a veces los grandes proyectos, por diversas razones quedan interrumpidos. Es difícil decir por qué. Uno puede ensayar muchas respuestas, pero la realidad es que son momentos para sostenernos en nuestra fe sabiendo que Dios tiene planes y un camino para nosotros y nosotras, aún si a veces nos cuesta descubrirlo. A veces significa esperar, a veces cambiar de planes, a veces cambiar de rumbo… el tiempo, nuestra propia sabiduría y la compañía de Dios nos lo dirá.
Sonia Andrea Skupch
Esdras 4,1-24