Porque si alguien de veras quiere dar, Dios le acepta la ofrenda que él dé, conforme a sus posibilidades. Dios no pide lo que uno no tiene.
2 Corintios 8,12

¿Cómo estamos con nuestras ofrendas a Dios? ¿Ponemos en la bolsita lo que nos sobra?
Las bendiciones del Señor y nuestros esfuerzos son suficientes para nuestras necesidades diarias. ¿Podemos confiar en que esto es suficiente?
La ofrenda es un acto de consagración a Dios. Honramos a Dios y a nuestro prójimo cuando ofrendamos. Lo importante es la actitud con la que lo hacemos y no la cantidad. Glorificamos a Dios con nuestras ofrendas al reconocer nuestra dependencia de Él. La Biblia dice que Dios ama a aquel que da con alegría.
Comparto la letra de una canción del Pastor Pablo Sosa que nos permite reflexionar:
De todo o que nos das, te damos.
De todo o que no hay, pedimos.
Pero, se haga tu voluntad,
Se unan dar y pedir.
Pedir para dar
Y dar para amar.
De todo los que nos das, te damos (dones, recursos, saberes, contactos).
De todo lo que no hay, pedimos (a Dios primero, y también a quienes tienen, porque Él se los dio).
Pero, se haga tu voluntad (confiamos en la sabiduría de Dios).
Se unan dar y pedir (como en un círculo de bendiciones).
Pedir para dar (en la intercesión y en la diaconía).
Y dar para amar (así como Dios nos amó primero).

Gabriela Mulder

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print