Isaías dijo: “… Pues el Señor mismo les va a dar una señal: La joven está encinta y va a tener un hijo, al que pondrá por nombre Emanuel.”
Isaías 7,14

Los seres humanos frecuentemente necesitamos ver pruebas, señales o alguna garantía de que se cumplirá lo que se nos promete. Y si bien el profeta Isaías consideraba que la necesidad de ver milagros y señales era una ofensa a Dios, porque no es una expresión de fe, sino más bien de desconfianza e incredulidad, sin embargo Dios anuncia una señal como cumplimiento de sus promesas y de las esperanzas de su pueblo amenazado y sufriente.
Los cristianos desde los primeros tiempos tomaron esa antigua profecía como el anuncio de la llegada de Jesús al mundo. Una muchacha joven de Nazaret, un pueblo pequeño del interior del país, una mujer creyente, conocedora de la voluntad Dios, fiel, humilde y de buen corazón, daría a luz a ese Emanuel. Un nombre que tiene un gran significado: “Dios con nosotros”.
Qué bueno es saber que en las diversas situaciones de la vida, en los momentos de alegría y también de dolor, en los grandes y pequeños acontecimientos, Dios a través de Jesucristo está presente. También cuando la humanidad entera sufre por la gran incertidumbre que genera la pandemia que se desató a fines de 2019.
En este tiempo de Adviento Dios nos da señales de su presencia que nos reaniman y fortalecen nuestra esperanza y nuestra confianza en ese Emanuel, Dios con nosotros que nunca nos abandona.
Anhelo de los pueblos, ven; en ti podremos paz tener; de crueles guerras líbranos, y reine soberano dios. Vendrá, vendrá Emmanuel, alégrate, oh Israel. (Canto y Fe Nº 5)

Bernardo Raúl Spretz

Isaías 7,10-25

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