Les dijo Jesús: “Síganme, y yo haré que ustedes sean pescado- res de hombres.”
Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.
Marcos 1,17-18 Ser “pescadores de hombres”. ¡Qué tarea! ¡Qué desafío!
Desde siempre he pensado en estas palabras de Jesús y me quedaba impresionado por la invitación y más aún por la respuesta de los que la escucharon: “al momento dejaron sus redes y se fueron con él”.
Así como a aquellos pescadores Jesús sigue llamando hoy al seguimiento.
Síganme. La misma palabra de entonces se sigue escuchando hoy.
La misma invitación…
A ella sigue una respuesta: la obediencia. La obediencia es decisión: es “sí quiero”. La obediencia al llamado del seguimiento a Jesús no re- quiere de otra que dar ese paso: obedecer al que llama.
Quiera Dios darnos la sabiduría para que así como aquellos primeros seguidores también nosotros podamos dar ese paso. Dejar, decidida- mente “nuestras redes” y seguirlo.
El te llama, él nos llama. ¿Qué respuesta damos? ¿Estamos dispuestos a dejar nuestras redes y seguirlo? ¿Estamos dispuestos a “dejarlo todo” y ponernos en camino con él?
Dice en la canción “Alma misionera”: “Señor, toma mi vida nueva / Antes de que la espera / Desgaste años en mí.
Estoy dispuesto a lo que quieras, / No importa donde sea, / Tú llámame a servir.
Llévame donde los hombres / Necesiten tus palabras, / Necesiten mis ganas de vivir. / Donde falte la esperanza, / Donde todo sea triste / Simplemente por no saber de ti”.
Que esa sea nuestra respuesta. Amén.
Ricardo A. Becker
Marcos 1,14-20