Sábado 6 de abril

Si decimos que tenemos comunión con El y vivimos en tinieblas, estamos mintiendo y no practicamos la verdad, pero si vivimos en la luz, así como él está en la luz tenemos comunión unos con otros y la sangre de Jesús, su hijo, nos limpia de todo pecado.
1 Juan 1,6-7

Un escritor judío fallecido insistía en que la Palabra de Dios es exigente y que nos pone al desnudo. Si te acaricia, si te endulza no es la palabra de Dios, es de la serpiente, aludiendo al adversario de Dios. Es decir, la Palabra de Dios reclama, interpela, no se presta a componendas, ni se modifica por conveniencia. Es conocida la imagen bíblica de que la Palabra es como espada de dos filos.

En ese sentido, creo que H. Gollwitzer tenía razón cuando afirmaba que aquellos de nosotros que somos parte de una comunidad cristiana estamos bajo el impacto de la Palabra que desmantela nuestras ilusiones sobre nuestra supuesta rectitud y nos causa un dolor constructivo al mostrarnos cuánto nos falta para ser luz. Las tinieblas no son más que el reino del egoísmo. Este egoísmo nos impide ver, escuchar y sensibilizarnos con nuestros hermanos y hermanas.

El egoísmo es oscuridad, el amor es luz, por eso Dios es amor y es luz. La principal consecuencia del egoísmo es encontrar excusas para despreciar a otros/as y es un virus difícil de combatir. Esto va más allá de las ideas y opiniones, se trata de evidenciar cada día gestos mínimos que den cuenta del cuidado, el respeto al hermano/a, en todas sus dimensiones. Una fe que separa el cuerpo del alma, lo material de lo espiritual, lleva oscuridad. La luz se nutre del amor que une, solo así puede haber comunión y perdón.

Juan Carlos Wagner
1 Juan 1, 5-10
Temas: luz, tinieblas
Wagner, Juan Carlos, pastor, Iglesia Evangélica del Río de la Plata, Bovril, Entre Ríos, Argentina.

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