Ellos le contestaron: “A Jesús de Nazaret.” Jesús dijo: “Yo soy.” Judas, el que lo estaba traicionando, se encontraba allí con ellos. Cuando Jesús les dijo: “Yo soy”, se echaron hacia atrás y cayeron al suelo.

Juan 18,5-6

Nos encontramos con una traición. ¿Qué es la traición? ¿Qué significa traicionar a alguien o que nos traicionen?
Si buscamos en el diccionario, una de las definiciones es la “falta que se comete quebrantado la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”. Ahora bien, cuántas veces hemos traicionado a Jesús, cuántas veces le hemos sido infieles. No son preguntas para autoflagelarse, sino más bien para sincerarse, arrepentirse y sanarse.
Dando clases en un seminario me puse a charlar con un estudiante, quien me contó por qué estaba estudiando. Él me comentó que estuvo once años en las adicciones y con varias internaciones de por medio. Según él, fueron varios años siéndole infiel a Jesús. Su madre oró ocho años por su recuperación. Sí, leyó bien, ocho años. Ella lo invitaba para ir a la iglesia, pero él se burlaba de su propia madre. Pero un día el “Yo soy” hizo el milagro. Si bien al principio tuvo recaídas, con el correr del tiempo logró recuperarse por completo. Hoy es un empresario, está casado y está enseñando y llevando la Palabra de Dios a uno de los barrios más peligrosos que tiene Buenos Aires: Fuerte Apache. Del dolor de una madre a la alegría de haber recuperado a su hijo.
Para el “Yo soy” nada es imposible. Dejemos todo en sus manos porque el “Yo soy” sabe lo que necesitamos.
Señor Jesús, en tus manos nos encomendamos. Amén.

Emiliano Torres

Juan 18,1-11

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