En un alto en el camino, en plena Sierra de Córdoba, el pastor Norberto Rasch compartió una charla íntima y profunda mientras disfrutaba de unos mates. Con más de 40 años viviendo en Córdoba, este bonaerense de origen y cordobés por adopción abrió su corazón para hablar de su vida, su fe, su labor pastoral y su compromiso con la inclusión de personas con discapacidad.
Norberto, de 73 años, un reconocido pastor en todos los distritos de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) y en América Latina por su trabajo en la promoción de la inclusión de personas con discapacidad. Su historia personal está marcada por el accidente de su hijo Matías, quien sufrió un grave accidente en 1994 que lo dejó con una discapacidad de alta dependencia. Este hecho cambió su vida y lo llevó a replantearse su fe, su ministerio y su visión del mundo.
Durante la entrevista, Norberto reflexionó sobre cómo la discapacidad lo llevó a releer la Biblia desde una perspectiva distinta. «Jesús interactuaba con la discapacidad de una manera que no siempre se ha destacado», comentó, mencionando pasajes como el del ciego Bartimeo, donde Jesús no solo cura, sino que también incluye y dignifica. «La discapacidad nos enseña a hacer preguntas diferentes, a buscar respuestas que no sean de culpa o de martirio, sino de acción y acompañamiento», afirmó.
Norberto también habló de su formación en teología y psicología, y cómo ninguna de estas carreras lo preparó directamente para enfrentar la discapacidad. Sin embargo, ambas le brindaron herramientas para reinterpretar su fe y su labor pastoral. «Lo que más aprendí fue a hacer las preguntas correctas: no ‘por qué me pasó esto’, sino ‘qué hago con esto que me pasó'», explicó.
Su trabajo en la IERP ha sido fundamental para instalar el tema de la discapacidad en la agenda de las congregaciones. Desde talleres y encuentros hasta la elaboración de materiales de catequesis inclusivos, Norberto ha impulsado cambios concretos, como la construcción de rampas y baños accesibles en las iglesias. «La inclusión no es solo integrar, es dar espacio y respetar los tiempos de cada persona», destacó.
La charla también tocó temas como la diáspora, un aspecto central en la vida de Norberto. Con más de 7 años atendiendo congregaciones en zonas rurales y alejadas, el pastor destacó la importancia del «uno a uno» en su labor. «En la diáspora conocés a cada persona, su historia, sus necesidades. Es un trabajo de cercanía y compromiso», dijo.
Norberto no solo es un referente en el ámbito eclesial, sino también un defensor de la escuela pública y de la justicia social. Su historia personal, marcada por la pérdida de su padre a temprana edad y su formación en una familia de raíces alemanas, lo llevó a comprometerse con causas como la defensa de los derechos humanos y la lucha contra la exclusión.
La entrevista concluyó con una reflexión sobre la importancia de la inclusión en la iglesia y en la sociedad. «La discapacidad nos enseña a ser más humanos, a respetar los tiempos del otro y a crecer juntos», afirmó Norberto, mientras el mate seguía circulando y las sierras cordobesas servían de escenario para este diálogo que mezcló fe, vida y compromiso social.
En un mundo que avanza hacia una mayor discapacidad debido a factores como la contaminación, los accidentes y la pobreza, el mensaje de Norberto Rasch es claro: la inclusión no es una opción, es una necesidad. Y en ese camino, la iglesia tiene un rol fundamental que cumplir.