MONTEVIDEO / Uruguay | IERPcomunica – El 20 de mayo se realizó en Montevideo una multitudinaria «Marcha del silencio» parar reclamar, tal como viene sucediendo desde hace vientitres años, por el fin de la impunidad asociada a los crímenes de la última dictadura militar. Ese día, una multitud caminó en silencio, colmando alrededor de un kilómetro y medio de la Avenida 18 de julio de la capital uruguaya pidiendo especialmente por el esclarecimiento de lo que sucedió con los doscientos desaparecidos de la última dictadura. Participaron miles de personas, constituyéndose como una de las más importantes de las últimas dos décadas. El Pastor de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP) Dr. Jerónimo Granados, tomó parte de la misma y relacionó el acontecimiento con la festividad de Pentecostés, señalando sus contrastes.
La multitudinaria “Marcha del Silencio” se llevó a cabo con el lema «Impunidad. Responsabilidad del Estado. Ayer y Hoy», se llevó a cabo sin banderías políticas, ni religiosas de ninguna institución, o grupo este colectivo. Sucedió del mismo modo que se repite cada año, en silencio para gritar lo que no se dice, ni se escucha, pero se sufre desde hace décadas. «Este año tuvo una particularidad la marcha y el reclamo de verdad y justicia sobre los detenidos desaparecidos y esto fue la inanición estatal por esclarecer esta situación», dijo el Pastor de la IERP Jerónimo Granados, que hizo referencia a la festividad de Pentecostés de la Iglesia, que coincidió con el reclamo de la sociedad uruguaya: «Ayer 20 de mayo y coincidiendo con la marcha del silencio fue Pentecostés… es muy importante en el calendario litúrgico cristiano, pues marca el inicio de la comunidad cristiana. Si bien el texto bíblico habla de un gran bullicio mientras se esparce el Espíritu Santo, también es claro que es un momento para escuchar y para recibir el espíritu de Dios que nos mueve y conmueve como personas y comunidad para esparcir la palabra de Dios»
Según Granados, el espíritu nos saca del ostracismo y nos lleva a salir a la sociedad a proclamar las maravillas de Dios. «Es conmovedor participar de un evento como el de ayer, tantos recuerdos traen a la cabeza, sobre todo por haber vivido en esa época y haber compartido con pastores en mi juventud las peripecias que muchas personas tenían que pasar primero escapando de Chile y luego de mi ciudad natal, Mendoza cuando sucedió el golpe en Argentina», dijo y agregó sobre lo vivido que «mientras caminaba uno se va cruzando por aquí con un conocido, más allá con un miembro de la congregación o del Colegio Alemán entre otras personas que ayer en forma anónima, pero real se hicieron presente para callar lo que la marcha grita».
La marcha del silencio es un modo que la sociedad de Montevideo ha encontrado para reclamar enfáticamente el poco esfuerzo que el Estado hace para resolver situaciones que tienen que ver con detenidos y desaparecidos. El reclamo social se enmarca en el convencimiento de que el Estado ha venido encontrando excusas para mantener la impunidad y para que el paso del tiempo haga olvidar lo que en realidad quienes marcharon volvieron a dejar en claro que no se olvida. Según la televisión uruguaya, la marcha fue una de las más multitudinarias de estas dos décadas.