Viernes 1 de agosto

 

Puesto que ustedes ya han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba.

 

Colosenses 3,1

 

“Que tire la primera piedra aquel que esté libre de pecado”. Palabras muy sencillas, pero con un poder grandioso, ¿no es cierto? Estas fueron las palabras del mismo Jesucristo, relatadas en Juan 8,7-8. ¿Qué significa esto? Que, por nuestra propia naturaleza humana, cometemos pecados a diario. Por más mínimos que sean, los cometemos muchas veces sin darnos cuenta.
Debemos darnos cuenta de que Dios sabe cómo somos, pero Él siempre busca conducirnos por el camino correcto. En esta ocasión, nos invita a buscar “las cosas del cielo”, lo que claramente es un llamado a dirigir nuestra atención y aspiraciones hacia los valores y la realidad del reino de Dios, manifestados en la figura de Cristo en el cielo. Esto nos ofrece una fuente de aliento y dirección en tiempos de incertidumbre, enfocándonos en lo eterno en lugar de lo efímero. Saber que habrá una manifestación final en la gloria del todopoderoso puede darnos fuerzas para perseverar en nuestras luchas cotidianas. Esta promesa nos invita a vivir con la expectativa de un futuro lleno de paz y gloria en la presencia de Dios. También debemos entender que la idea de la ira de Dios no es simplemente un concepto de castigo, sino una indicación del daño que el pecado puede causar en nuestras vidas y relaciones. Así, podemos concluir que este pasaje nos desafía a buscar una transformación genuina en nuestra vida cotidiana, recordándonos la importancia de una vida centrada en Cristo y guiada por su amor y gracia.

 

José Arturo Schlickmann Tank

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