El que tiene al Hijo, tiene la vida, el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
1 Juan 5,12 (RVC)

Tener o no tener.
¿Qué quiere decir tener al Hijo de Dios?
La palabra «tener» posee diferentes matices. Por ejemplo, no conlleva el mismo significado expresar «tengo un peso», «tengo un resfriado» o «tengo un abogado».
Pero todos estos significados comparten un elemento en común: cuando tengo algo, ese algo proyecta sus efectos sobre mí. Si tengo un peso, ese peso compra algo para mí; si tengo un resfriado, provoca que tenga mocos en la nariz; si tengo un abogado, cuento con alguien que me defienda. «Tener algo» implica que ese algo ejerce sus efectos sobre mí.
Ahora podemos decir que tener al hijo significa que el hijo proyecta los efectos sobre mí.
Te desafío a tomar una hora de tu tiempo y elaborar una lista de los efectos de tener a Jesús: ¿Cuáles son las acciones que Jesús puede llevar a cabo? ¿Cuál es su propósito al venir a nosotros? ¿Qué promesas ofrece Jesús? Estoy seguro de que junto a cada efecto que incluyas en la lista podrás escribir «Él realiza esto por mí».
Juan resume todos estos efectos de tener a Jesús en la palabra «vida». Por eso, Jesús afirma en Juan 10, 10: «Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia».
No es vida la vida que se vive en el engaño, triste vida que no sabe del calor humano, pues vivir la vida es más que la apariencia, de una vida que no es más que sobrevivencia.
Jesucristo es la vida, es la vida del mundo” (Canto y Fe Nº 234)

Omar Darío Dalinger

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