Cuando llegue ese momento – dice el Señor – … reuniré a todas las naciones… y las juzgaré por lo que hicieron.   

Joel 3,1-2

Una profesora amiga cuenta que cada vez que toma un examen, los alumnos le preguntan si éste es difícil. La respuesta de ella es siempre la misma, “sí, es muy difícil”. A continuación escucha a los alumnos protestar enojados. Mi amiga les explica entonces que si les va bien en el examen, estarán muy contentos porque aprobaron un examen difícil y si les va mal, tendrán una buena excusa para justificar que desaprobaron porque el examen era difícil.

Nadie sabe cómo nos juzgará Dios cuando sea el momento, qué tan difícil será el juicio. Podemos quedarnos pasivos, ser cristianos “tibios”, pensando que será difícil y no lo podremos aprobar. Pero, ¿no es triste esta actitud de vida frente a una realidad que necesita de tantos cristianos comprometidos?

Dios muestra misericordia, muestra paciencia para con nosotros, sus hijos. Nos da esperanza para corregir lo que hicimos o dejamos de hacer hasta ahora.

Hoy es un buen día para comenzar a consolar a quien llora, abrazar a quien ni siquiera puede llorar, enseñar el versículo que nos acompaña desde nuestra infancia y nos da fuerza, repetirlo. Hoy es un buen día para leer la Biblia y orar con la convicción que nace de adentro pidiendo a Dios que nos dé fuerzas para, cada día, poder tener la oportunidad de actuar como cristianos. Entonces, sólo entonces, tal vez podamos sentir que podremos aprobar el juicio de Dios, aunque sea difícil.

Dios, cuando hoy mire a mi alrededor, que pueda ver dónde puedo dar testimonio de fe en ti. Amén.

Gabriela García Feege-Janecki

Joel 3,1-5

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print