Den gracias a Dios en todo, porque ésta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.
1 Tesalonicenses 5,16

Alegría, gratitud, oración y esperanza deben ser las tres características de todo cristiano.
Ahora que es el tiempo en el que solemos hacer balances de lo transcurrido en el año y empezamos a proyectar el próximo.
¿Cómo te fue con esas tres características?
¿Pudiste ponerle alegría a lo que hacías, a pesar de los obstáculos?
¿Cuántas veces sobrepasó la gratitud a la ingratitud?
¿Tuviste más esperanzas que desesperanzas?
En los momentos difíciles que atravesaste, ¿Te pusiste a orar?
Tomate un ratito para pensarlo…
Posiblemente tu año no fue lo maravilloso que habías planeado, pero si estas llegando al final del mismo, si estás leyendo esta reflexión, ya tenés un motivo para dar gracias… Y seguramente cada cosa que te haya sucedido, que hayas hecho, es una gratitud a Dios.
Pero acá hay una palabra o expresión clave: “En todo”.
– ¿En todo? Si, en todo.
El desánimo y la ingratitud te alejan de Dios. Y cuando perdés esa relación con Dios das lugar a la tristeza, depresión y en esos momentos el poder del mal se apodera de la situación para hacerte creer que Dios se olvidó de tí.
Las adversidades que tuviste que afrontar este año, te ayudaron a crecer, a perfeccionarte, a ver la vida de otra manera, a encontrar la solidaridad de tu prójimo, el amor de tu familia, el acompañamiento de tu comunidad de fe.
Dale gracias a Dios por ello también.

Pablo Münter

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