Amós contestó: “Yo no soy profeta, ni pretendo serlo. Me gano la vida cuidando ovejas y recogiendo higos silvestres, pero el Señor me quitó de andar cuidando ovejas y me dijo: ‘Ve y habla en mi nombre a mi pueblo Israel’.”

Amos 7,14-15

“Nooooo pastor… ¿qué voy a hablar yo en el culto? No, yo no tengo preparación suficiente”.

“Me parece mejor que Fulano integre la comisión, él tiene estudios universitarios, yo sólo soy ama de casa, ¿qué puedo aportar?”

“No me animo a ir de delegado al sínodo, yo sé de trabajar la chacra ¿qué voy a hacer ahí en esa reunión?”

“Mejor hable usted pastora…. A usted se le entiende mejor, yo no me animo a hablar en público y menos delante de tanta gente”.

¿Cuántas veces escuchamos (o quizás dijimos) alguna de las expresiones anteriores? ¿Cuántas veces no nos sentimos capacitados o habilitados para realizar determinadas tareas? No somos los únicos que sentimos eso. Ya los profetas, y mucho antes Moisés, dijeron lo mismo: “yo no tengo los requisitos para esa tarea”, “quizás debas buscar a alguien mejor”.

Y sin embargo Dios nos elige igual, a pesar de nuestros temores. Él confía más en nosotros que nosotros mismos. Y por eso debemos animarnos; con toda humildad y entrega. Así como Amós, quien reconociendo sus limitaciones y a pesar del temor, se dedicó a cumplir con lo que Dios le encomendó. Sigamos el ejemplo del profeta y vayamos con valor y firmeza a trabajar por el Reino de Dios sabiendo que él está con nosotros dondequiera que vayamos.

Por eso, ¡Ven, entra a la rueda con todos! Tú eres muy importante. (Canto y Fe Nº 269)

 

Susana Carolina Plem

 

Amós 7,10-17

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print