Cristo no se nombró Sumo sacerdote a sí mismo, sino que Dios le dio ese honor, pues él fue quien le dijo: “Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy.” Y también le dijo en otra parte de las Escrituras: “Tú eres sacerdote para siempre, de la misma clase que Melquisedec.”
Hebreos 5,5-6
¿Quién es Jesús?
Para este día, meditaremos en las palabras de la Carta a los Hebreos 5,5-6.
El autor o autora de Hebreos nos introduce a Jesús como un ser divino, Hijo de Dios, y resalta su importante rol como sumo sacerdote. Una de las responsabilidades del sumo sacerdote en Israel era ingresar al lugar santísimo una vez al año y presentar ofrendas por los pecados del pueblo. ¿Por qué al autor de Hebreos le interesa presentar a Jesús de esta manera? En los primeros tiempos de la Iglesia Cristiana, surgieron afirmaciones que cuestionaban la divinidad de Jesús, negaban su naturaleza como Hijo de Dios y cuestionaban el poder que se le atribuía.
Por otro lado, ¿quién es Melquisedec? No hay muchos datos sobre este personaje. Solo diremos que en Génesis se presenta como un sacerdote real designado por Dios, que bendice a Abraham y recibe los diezmos de su mano. Según Hebreos, el sacerdocio de Jesús no es conforme al de Aarón, cuya vida y muerte son conocidas, sino conforme al de Melquisedec, quien no tiene ni predecesor ni sucesor.
A quien escribe libro de Hebreos le preocupa asegurar a su comunidad que Jesús no es un recién llegado, sino alguien que ha sido glorificado directamente por Dios y a quien se le ha otorgado autoridad y poder. De esta manera, Jesús representa el sacrificio por los pecados, ya que él mismo es el sacrificio. Tanto la comunidad de creyentes de antaño como la actual pueden confiar en aquel que posee la autoridad para escuchar y responder, y que también actúa con poder en beneficio de sus hijos e hijas.
Roberto Trejo Haager
Hebreos 5,5-6
Tema: divinidad de Jesús