Por eso, el Señor dice: “Voy a poner en Sión una piedra, una piedra escogida y muy valiosa, que será la piedra principal y servirá de fundamento. El que tenga confianza, podrá estar tranquilo. En esa construcción usaré por plomada la justicia y por nivel la rectitud”.
Isaías 28,16-17

Esta porción del libro de Isaías está enmarcada en una serie de advertencias del profeta hacia los reyes de Judá (sur). Israel (reino del norte) ya había caído en manos de los Asirios. El profeta denuncia sus vicios y marca el hecho de que han depositado la confianza en ellos mismos en lugar de confiar su protección, ante la amenaza Asiria, a Dios.
Pero también Isaías profetiza sobre Jerusalén (reino de Judá) y la venida de los tiempos del Mesías, quien será la piedra escogida por fundamento. El Señor advierte por medio de la profecía de que no debemos descansar exclusivamente en nuestra propia iniciativa y por el contrario debemos “confiar” en su intervención en favor de los que creen en sus promesas. Nuestras propias fuerzas nos dejarán indefensos frente a los peligros de la vida.
Es importante hacer un alto en nuestro caminar y preguntarnos: ¿Está nuestra vida construida sobre cimiento firme o sobre la base frágil de nuestros propios éxitos y fuerzas? Sí, hay una forma segura de vivir, Cristo es el fundamento propuesto sobre el cual debemos construir nuestras vidas. Construir sobre Él es construir sobre roca firme. Construir nuestra casa sobre roca, es fundar nuestra propia vida y la de nuestra familia sobre seguro, es confiar en las promesas de Dios contra viento y marea. El Señor siempre cumple sus promesas.
Dijo Jesús: “Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó…”. Amén.

Gabriel Enrique Wagner

Isaías 28,14-22

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