Viernes 16 de septiembre

Si venís a mí en son de paz, mi corazón irá a una con vosotros…

2 Crónicas 12,17

Así como de unos y de otros, se pasaron a David, así hoy se pasan de un bando a otro, y de una ideología a otra, presa de la indecisión, o de la simple adherencia a otro, por comodidad, por conveniencia.
Y entre las dificultades para sembrar la Verdad, tan simple, también sorteando los escollos, cuidando bien, de que éstos no se transformen en piedras de toque, dejadas en el camino; las que a tiempos no visualizamos, y tropezamos –metafóricamente- con ellas.
Podríamos mudar la guerra en lucha. Y allí ya no hay enemigos, ni odio que la active. Lucha, siempre significa un compromiso en proyección, por, definitivamente. Aun cuando a veces se la pretenda enconar contra algo o alguien.
El mayor de los desafíos, no es erigirse en jefe de alguien, sino de uno mismo. No empoderarse sino sobre sí mismo, y sí, luchar por superar las debilidades, por alcanzar metas, mas sin obstinarnos en ello.
Y de estar al frente de algún proyecto, no se transforme en proyectil, y de alguna clase, no sea para ejercer la autoridad sino en aras del conocimiento, de la verdad, y ello con benevolencia.
Que también nos revista el espíritu como a Amasay, de la paz, para llevarla también a los que en el desasosiego de la incertidumbre necesitan encontrarla. Y que ello nos lleve a ser mensajeros de Tu Paz, de Tu Luz, de Tu Palabra a reconfortarlos.
Señor, que podamos verte siempre en los momentos más aciagos, a que ilumines con Tu Espíritu nuestro discernimiento.

Ana Oxenford

2 Crónicas 12,1-27

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