Viernes 19 de mayo


Alégrense de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también se llenen de alegría cuando su gloria se manifieste. Dichosos ustedes, si alguien los insulta por causa de Cristo, porque el glorioso Espíritu de Dios está continuamente sobre ustedes.
1 Pedro 4,13-14

Oremos:
Señor, ¿Cómo podemos hablar de alegría si se está sufriendo?
Hoy nos invade la tristeza al ver las tantas situaciones de dolor que aquejan a tu creación toda: la falta de acción humana para cooperar en el cuidado de la creación; la ambición de tantos que los conduce a abusar de su poder; la dificultad o falta de acceso al agua, el aire limpio, la comida, el trabajo digno, la educación, la salud.
Misericordioso Dios, fortalécenos para vivir sin que el sufrimiento anule las alegrías que también nos das en el caminar. Alegrías que pueden ser luz en medio del padecimiento. Y la mayor de ellas es aceptarnos como hijos e hijas tuyos, a quienes no abandonas. Amén.
El texto bíblico de hoy nos invita a ser parte de la labor de Cristo anunciando la buena noticia, compartiendo que el verdadero Dios está siempre esperando que escuchemos su voz llamándonos para ser parte de su reino, “a transformar lo que no da más”, y es en esa acción nuestra, en la lucha por algo más grande que nosotros, que el sufrimiento nos da una cara de alegría.
“Quédate con nosotros, Señor de la pobreza,
los pobres y los niños te quieren descubrir,
porque a veces no saben que son tus preferidos,
no dejes que la noche nos sorprenda sin Ti.
Y porque ya anochece, quédate con nosotros,
no dejes que la noche nos sorprenda sin Ti.” Amén.

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