Al recordar el miedo en que vivías, dirás: ´¿dónde está el que contaba los impuestos? ¿Dónde está el que comprobaba el peso? ¿Dónde está el que contaba las torres?´

Isaías 33,18

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¡Qué lindo es tener un tiempo para recordar el pasado lindo y maravilloso! Momentos de la infancia que vuelven a nuestra mente, aquellas tardes de jugar con los amigos, los días de clases, aquellos profesores y profesoras que tanto nos enseñaron. Recordar momentos con nuestros padres y hermanos de sangre, primos, tíos, madrinas. Recordar un paseo con los nietos.

También puede traernos a la cabeza imágenes no tan agradables.

Isaías sigue insistiendo en que habrá un tiempo en el que el reino de Dios se manifieste y en el cual las recordaciones de tiempos de angustia y preocupación serán sólo eso: recuerdos del pasado.

Isaías, de cierta manera, también muestra que en su época algunas de las cosas que preocupaban eran las personas que cobraban impuestos y que eran muy corruptas; también las que pesaban las cosechas o alimentos que muchas veces hacían trampas con sus balanzas para pagar menos o cobrar más. Y también aquellos que vigilaban la ciudad, fortificada con torres y muros altos, que a veces hacían alianza con el enemigo o eran espías que buscaban los lugares más débiles por donde atacar una ciudad.

En síntesis, el profeta quiere mostrarnos que hay esperanzas, que por más grande que sean las dificultades, donde el reino de Dios se manifiesta estas cosas pasan a ser simplemente un recuerdo de un pasado que ya quedó atrás.

Te invito a que te tomes un tiempo y mires tu pasado, recuerdes partes de tu vida, y seguro que encontrarás recuerdos hermosos. Y si encuentras recuerdos de situaciones difíciles, recuerda también que con la ayuda de Dios y de hermanos y hermanas en la fe, hoy son sólo recuerdos. También te invito a que mires con esperanza el futuro y puedas sonreír teniendo la seguridad de que el Dios de la vida te guiará por el mejor camino para que tengas paz y alegría en tu corazón. Una linda ayuda para esto es no olvidarnos de orar cada día, de leer la Biblia, de participar en una comunidad cristiana y amar a Dios con todas nuestras fuerzas y al prójimo como a nosotros mismos.

Armando Weiss y Mariela Bohl

Isaías 33,17-24

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