Ustedes no han recibido un espíritu que los esclavice nuevamente al miedo.
Romanos 8,15a
San Pablo sabe muy bien lo que nos esclaviza: el miedo. El apóstol vivía dentro de un imperio que tenía muchos esclavos, es decir, seres humanos que no tenían derechos y eran propiedad de sus dueños, es decir, personas que no tenían libertad. Y nosotros: ¿En qué mundo vivimos? ¿Somos libres de verdad? ¿Qué espíritu está en y con nosotros?
Yo tengo un amigo que es de nacionalidad rusa. Es un cristiano y vive su fe en la iglesia luterana. En marzo de 2022, decidió junto con su familia dejar su patria porque la vida se convirtió en un peligro. ¿Qué pasó? Él criticó el sistema político y a su gobierno por la guerra en Ucrania. Desde hacía tiempo intentaba encontrar una vía de diálogo aceptable en la sociedad rusa, pero cada año fue más difícil. El sistema político se radicalizó. Las opiniones diversas no fueron aceptadas. El mundo ecuménico falló. No hubo críticas hacia el sistema por la injusticia, la falta de libertad de conciencia y de las miradas diferentes al establishment político/estatal. Un espíritu esclavizó al ser humano.
En este contexto, ¿cómo es posible vivir en libertad? Sin embargo, Jesús nos dio un espíritu para vivir dignamente, para levantar la voz y anunciar la Buena Noticia de Dios para todos. Este espíritu nos hace libres a pesar de no saber cómo saldrá todo. Y nuestra esperanza está puesta en Jesús, quien hace que la vida tenga sentido, liberándonos de lo que nos esclaviza.
Oremos para que el Espíritu de Dios nos libre de las situaciones de esclavitud, para que podamos vivir esa libertad.
Enno Haaks
Romanos 8,12-17