(Pedro contestó): “Señor, tú lo sabes todo: tú sabes que te quiero…”
Juan 21,17c
Pedro afirma que Jesús lo sabe todo, y yo estoy plenamente convencida de que así es.
Jesús nos conoce de tal manera que sabe de nuestras debilidades, pero también sabe de todas nuestras fortalezas, incluso aquellas que ni siquiera nosotros conocemos.
Jesús sabe de nuestros dolores, sufrimientos, incluso y principalmente aquellos que son tan íntimos que no se los decimos a nadie, conoce aquellos que se ven a simple vista en nuestros cuerpos y aquellos tantos que afectan silenciosamente nuestras almas.
Jesús nos conoce, ¡claro que sí! Sabe de nuestras luchas y nuestras batallas diarias, y está a nuestro lado cuando ganamos y principalmente cuando perdemos, cuando nos debilitamos y caemos al piso. Él nos comprende, sabe de nuestros esfuerzos y por eso nos ayuda a levantarnos, nos sostiene incluso cuando parece que ya no podemos más y parece que estamos complemente solos y solas.
¡Claro que Jesús lo sabe todo! ¡Claro que nos conoce! Sabe nuestras alegrías y nuestro entusiasmo hacia aquello que nos hace bien, estoy segura de que él se alegra y se emociona cada vez que lo hacemos nosotros y nosotras.
Él nos conoce y aun así y justo por eso no nos abandona jamás, no se aleja, viene a nuestro encuentro, comprende nuestros silencios y nuestros gritos. Nos ama y espera que nosotros demostremos con palabras y acciones lo mucho que lo amamos.
En momentos así, levanto mi voz, levanto mi canto a Cristo. En momentos así, levanto mi ser, levanto mis manos a él. ¡Cuánto te amo Señor, cuánto te amo, Señor, cuánto te amo, Cristo, mi Señor! (Canto y Fe Nº 433)
Karla Steilmann
Juan 21,15-19