Nochebuena

Multiplicaste la gente, y aumentaste la alegría. Se alegrarán delante de ti como se alegran en la siega, como se gozan cuando reparten despojos.

Isaías 9,3

En este versículo de Isaías realmente se expresa lo que Dios quiere para nosotros. Regocijo, no tristeza. Regocijo significa que podamos ver lo bueno en todo lo que Dios nos da.

En el mundo, el sistema que cada día va ganando es buscar el afán, logros, competencia, acumulación. Es bien visto ganar las competencias logrando la meta sobre otros sin importar si con ello otros sufren, les falta de comer o, incluso mueren…
Pero Dios quiere acrecentar la alegría para toda persona. Sí, que cada ser humano pueda despertarse en la mañana, poner los pies en el suelo, poder dar gracias al Señor y continuar en el día disfrutando de lo que Dios nos regala.

Pero nos levantamos y empezamos a correr detrás de… para alcanzar aquello, tener esto, poseer lo otro… y lo negativo se apodera de nuestro ser.
Hoy le invitamos a escuchar a Dios, a ser luz: que nos ha creado para regocijarnos, estar alegres, agradecidos y todo lo demás vendrá por añadidura.

Aurelia Schöller

Salmo 96; Isaías 9,2-7; Tito 2,11-14; Lucas 2,1-14
Agenda Evangélica: Salmo 96,1-3.7-13; Zacarías 2,14-17; 1 Timoteo 3,16; Lucas 2,1-20; Tito 2,11-14 (P)

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print