“Dios puso en manos de ustedes a los jefes de Madián, Oreb y Zeeb. Comparado con esto, ¿qué he logrado hacer yo?” Después que les dijo estas palabras, se calmó su animosidad contra él.

Jueces 8,3

Por más que hagamos grandes emprendimientos, la obra es de Dios, siempre la acción y la iniciativa es de Dios. Así lo muestran todo el tiempo los relatos bíblicos. Leemos que Dios con su brazo fuerte y poderoso saco a Israel de Egipto. Dios condujo a su Pueblo a través del desierto, les dio maná del cielo… y en Jueces es Dios quien pone la vitoria en manos de Gedeón.
Si bien podemos leer que fue el liderazgo, la guía y la firmeza de Moisés quien accionó la liberación de Israel y que los llevó hasta la Tierra Prometida. O la estrategia de Gedeón en armar una campaña, siempre la soberanía y la acción es de Dios.
¡La obra siempre es de Dios! Es Dios quien obra en nosotros y con nosotros y muchas veces a pesar de nosotros. No se trata de un titiritero que nos maneja a su antojo. Reconocemos que no está en nuestras manos, ni el tiempo, ni la sucesión de los días y que si algo bueno hemos realizado se debe a que el Buen Dios nos ha guiado.
En cada momento, Señor, y en todo lo que hacemos, sos el que guía nuestros pasos, el que mueve nuestra voluntad y nuestros corazones. Todo lo recibimos de vos. ¡Amén!

Sergio López

Jueces 7,16-8,3

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