Pero el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan 14,26

Mientras escribo en este día, en Argentina estamos en la segunda ola del coronavirus, esta pandemia que empezó hace más de un año, nos ha puesto en jaque en nuestra vida diaria y hacer social. No sólo en Argentina, sino también en el resto del mundo, ya no sabemos hasta cuándo durará, si habrá más mutaciones del virus, si vendrán nuevas olas. El futuro se vuelve incierto y con demasiadas preguntas sin respuesta que invaden nuestro presente y futuro, otra vez aparecen, las dudas y el miedo.
Estamos como cuando Jesús estaba reunido con los discípulos, cuando debía enfrentar los tiempos inciertos de la pascua. Jesús perfectamente sabe que nuestra fe es débil y frágil, por eso él nos hace presente y recuerda la promesa del Espíritu Santo, promesa que nos guarda en la memoria y el corazón todo lo que Jesús nos ha dicho y enseñado.
Recordar es volver a pasar por el corazón. En este tiempo de incertezas, de demasiadas preguntas por responder, nuestra esperanza debe ser recordar. Recordar con nuestro corazón, como Dios nos ha acompañado en cada momento duro y difícil de nuestra vida. Recordar cómo hemos podido llevar y sobrellevar este tiempo de pandemia, recordar como una y otra vez Jesús nos resucita cuando no podemos más, cuando nuestras fuerzas nos faltan llenando nuestro corazón.
Y cuando no podamos recordar, Jesús nos promete que nos enviará el Espíritu Santo que nos consolará haciéndonos sentir con el corazón: ¡Cuán grande es nuestro Dios!

Javier Gross

Juan 14,22-26

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print