Dijo Joab: “Si los arameos me dominan, ven en mi ayuda; y si los hijos de Ammón te dominan a ti, iré a socorrerte.”

1 Crónicas 19,12

Y seguimos con las guerras (y siempre hay algún motivo para declararle la guerra al otro).
Por eso quiero detenerme en el versículo 12: en la crisis, en la lucha, cuando uno ya no ve ninguna salida, es fundamental saber que viene uno a socorrerme. ¿Por qué lo sé?, porque confío, confío en su palabra y, por experiencia, sé que no me va a fallar.
Estoy escribiendo esa reflexión desde El Bolsón, aquella localidad en la Cordillera Patagónica. Hace muy pocos días un terrible incendio se llevó todo. Más de 250 casas totalmente destruidas, varias personas que todavía están desparecidas, cientos de animales calcinados, la naturaleza que se convirtió en cuestión de horas en un desierto. Dolor, mucho dolor, lágrimas y bronca, mucha bronca. Y ahí está: políticos que prometen y no cumplen, la injusticia se manifiesta en forma concreta, palpable, visible. La gente ya lo sabe: NO podemos confiar en los que nos gobiernan.
Pero también: llega ayuda solidaria de todo el país. Es increíble la respuesta de la gente común. “Si el fuego se lleva todo, por favor, ven en mi ayuda…”, y esa ayuda vino y sigue viniendo. Poder confiar en el espíritu solidario de la gente. ¡Gracias a Dios!, todavía hay un pueblo que no ha perdido la sensibilidad, que ve el sufrimiento del prójimo y actúa inmediatamente.
Padre Celestial, gracias te damos por derramar tu amor en nuestro corazón. Concede que nuestros actos y palabras sean transformados por tu amor, para que en nuestra vida se refleje tu presencia. Ayúdanos a ser portadores de luz y de bien en el lugar que nos toca vivir. Amén.

Reiner Kalmbach

1 Crónicas 19,1-15

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