Al ver la reina de Sabá la sabiduría de Salomón, y el palacio que había construido… se quedó tan asombrada que dijo al rey: “Lo que escuché en mi país acerca de tus hechos y de tu sabiduría, es verdad; pero solo he podido creerlo ahora que lo he visto con mis propios ojos.”

1 Reyes 10,4-7

Este relato magnífico del primer libro de Reyes cuenta que la reina de Sabá visitó al rey Salomón, para comprobar personalmente todo lo que había escuchado sobre él.

Esta mujer no sólo quedó asombrada por todo el esplendor, por las riquezas, los manjares, las vestimentas de todo el personal de Salomón, sino, y especialmente, por su gran sabiduría.

Esta jefa de estado, que seguramente no adoraba al Dios de Israel, sin embargo dice a Salomón una frase que debería aprender toda persona que ocupa un cargo de gobierno y autoridad: “¡Por el amor que el Señor ha tenido siempre a Israel, te ha hecho rey para que gobiernes con rectitud y justicia!” (v. 9). Esta mujer comprendía y declaraba que gobernar implica asumir la responsabilidad por el bienestar y la paz de la comunidad.

Cuando mandatarios de nuestro tiempo se visitan, ¿en qué se fijarán? ¿En la sabiduría y el talento de sus anfitriones? ¿Comprenderán como la reina de Sabá que las principales responsabilidades de un gobernante son trabajar por la rectitud y la justicia?

Cuando nuestras autoridades se olvidan de que fueron elegidas para servir, los ciudadanos sufren, y especialmente, los más empobrecidos.

Es también el compromiso de cada uno de nosotros actuar a favor de la rectitud y la justicia, y orar para que estos valores estén siempre vigentes en nuestra sociedad.

La mano de Dios en nuestro mundo está creando una nueva sociedad, con paz, con hermandad, justicia y libertad, por la poderosa mano de Dios. (Canto y Fe Nº 225)

Patricia Haydée Yung y Bernardo Raúl Spretz

Compartir!

Share on facebook
Facebook
Share on twitter
Twitter
Share on linkedin
LinkedIn
Share on whatsapp
WhatsApp
Share on email
Email
Share on print
Print