Entonces, como escogidos de Dios, santos y amados, revestíos de tierna compasión, bondad, humildad, mansedumbre y paciencia.
Colosenses 3,12
Y pasó la Navidad, que tanto esperábamos. Cuando éramos niños, era la fiesta más hermosa, donde la familia participaba de las celebraciones en el templo y luego en los hogares se compartía la llegada del niño Jesús a nuestra tierra. Vestidos con las ropas más lindas para compartir con otros la alegría y el respeto por tan hermoso día.
Pablo, con este texto que escribe a los hermanos en Colosas, los invita a vestirse de una forma especial. Sería maravilloso poder llevar estas “prendas” en la actualidad: en medio de situaciones de maldad, vestirnos de bondad; en medio de los orgullos, ponernos la humildad como vestimenta; en medio de aquellos que creen tener todo el poder, ser servidores; y ante las locuras de este mundo, vestirnos de paciencia. En un mundo que carece de comprensión, que cierra sus ojos y su corazón ante las personas, vestirnos de compasión, llenos de amor para dar.
No cierres tus ojos ante la angustia, el hambre, el despojo, la enfermedad, la soledad, la tristeza, la pobreza; al contrario, ábrelos inmensos y grandes para ver y así llevar amor, solidaridad, comida, paz…
Ayuda, no dejes de hacerlo, porque Dios vino a este mundo para mostrar su inmenso amor por cada uno de nosotros y enseñarnos que ese amor no tiene fin. Que Dios te brinde un sinfín de oportunidades, así que no dejes de colaborar. Buen tiempo.
Narciso Weiss