Viernes 27 de junio

 

Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.

 

Gálatas 5,1

 

Cuando comencé a leer este versículo, fue el que más me gustó, porque habla de la libertad, de sentirnos libres y de la importancia de continuar así.
Pensaba en la libertad que algunos tenemos y que usamos sin valorarla, sin ser conscientes de lo maravilloso que es sentirla, sobre todo cuando muchos otros no la pueden vivir, no pueden elegir, no pueden hablar, no pueden salir de esa cárcel que no necesariamente es de material y de hierro. Hay cárceles construidas de palabras que censuran, de prejuicios que marcan y se vuelven tijeras que cortan las alas y roban los sueños. Hay cárceles creadas por decisiones de unos pocos sobre muchos, cárceles de papel que arrebatan lo poco que se tiene, cárceles que encierran el pensamiento y no permiten hablar con total libertad.
Esas cárceles, de todo tipo, hechas de diferentes materiales y de diversas magnitudes, están en todas partes. Si nos detenemos a pensar, en algún momento de nuestras vidas las experimentamos, ya sea por pensar de manera diferente, por ser diferentes, por ser cristianos, por ir más despacio, por ser más “débiles”, y así se podrían enumerar tantas otras razones que son motivos por los cuales se nos quita la libertad.
Deseo de todo corazón que, en este día, podamos ser agradecidos por la libertad que disfrutamos y al mismo tiempo podamos ayudar a otros a encontrarla, acompañándolos sin juzgar, para que puedan romper esas cadenas y vivir plenamente. Amén.

 

Melisa Janet Hilman

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