Vengan, porque está todo listo.

Lucas 14,17b

Una de las cosas que me gusta hacer es preparar una comida para una fiesta o una reunión. Me gusta estar no sólo en el detalle del menú, de la preparación de la comida, sino también en el cuidado de la mesa: un lindo mantel, flores, velas, platos, dónde y cómo van los cubiertos… Me gusta ver la expresión de las personas que llegan y ven todo listo, preparado para agasajarles. Me encanta verlas disfrutar no sólo de la belleza de una mesa bien puesta sino también de la comida, un rico postre y luego un café, con algo dulce…

Pero qué triste es cuando, teniendo todo listo, los invitados avisan que no van a venir, ¡todo listo para nada! He vivido esta experiencia, y he sentido esa mezcla de tristeza y enojo. Por eso siento empatía con el hombre que había organizado una fiesta y los invitados no fueron porque tenían otras prioridades; pero, ¡qué buena idea la de Jesús!: salir a invitar a otras personas que sí quisieran disfrutar de la fiesta.

Eso mismo muchas veces nos pasa en nuestras comunidades: invitamos, preparamos, pero la gente no viene… La propuesta de Jesús es que no nos desanimemos, que no perdamos el tiempo enojándonos, que sigamos dedicando nuestro tiempo y energía para la fiesta, que es su presencia y la comida, que es su Palabra, que sigamos invitando porque ya van a llegar los invitados que deseen participar de la fiesta.

Señor, danos la energía y el optimismo de preparar con amor y recibir a quienes deseen disfrutar del encuentro, que los rechazos no nos desanimen, sino que sean un impulso para ser cada vez más creativos. Amén.

Estela Andersen

Lucas 14,15-24

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