Después de la lectura de la ley y de los profetas, los jefes de la sinagoga los invitaron: “Hermanos, si tienen algo que decir para dar ánimo a la gente, díganlo ahora.”
Hechos 13,15
Hoy se celebran 70 años de la creación de la Federación Luterana Mundial. Ese espacio de encuentro de las iglesias que se identifican como herederas de la tradición luterana representa a más de 74 millones de personas que, como toda persona en este mundo, están necesitando ser acompañadas y animadas en medio de realidades que las desafían a responder como hijas e hijos del Dios de la vida.
Una de las preocupaciones persistentes de nuestro mundo es la realidad de los millones de refugiados que son empujados por las economías, los cambios climáticos y las guerras a buscar un nuevo lugar en el mundo. En ese marco, el Secretario General de la Federación, Martin Junge, decía: “Cualquiera que piense que Europa tiene que cerrar su frontera para proteger los valores cristianos no entiende nada acerca de la fe cristiana”.
Pareciera que éste es un problema de ellos, pero esa afirmación nos interpela a todos. No podemos hacernos los distraídos cuando escuchamos acusaciones aberrantes contra los extranjeros en nuestros países, especialmente contra hermanos latinoamericanos que, buscando un futuro, se encuentran como chivos expiatorios de nuestras miserias.
Muchos de los que leemos estas lecturas somos hijos, nietos o bisnietos de inmigrantes que en algún momento llegaron buscando un futuro y/o huyendo del hambre, la guerra o las inclemencias del clima. Antes de levantar un dedo acusador deberíamos preguntarnos qué sería de nosotros si nuestros antepasados no hubieran tenido un lugar adonde llegar.
Que el Espíritu Santo nos guíe y nos dé el valor de ser honestos con nuestra historia.
Peter Rochón
Hechos 13,13-25