Viernes 30 de septiembre

Así el país debía disfrutar de su reposo; porque descansó todo el tiempo que estuvo en ruinas.

2 Crónicas 36,21

Esta frase se encuentra al final de la Biblia hebrea. (Los libros de la Biblia se ordenaron de forma diferente en la época cristiana.) ¡Qué final! La tierra está desolada, el templo destruido, la población deportada en gran número a la tierra de los vencedores en la pagana Babel.
El pueblo judío vivió dos catástrofes casi incomprensibles en tiempos bíblicos: la esclavitud en Egipto y el exilio en Babilonia. En épocas posteriores, más que nada la Shoah, el genocidio de seis millones de judíos, sacudieron la fe. La esclavitud en Egipto había sido provocada por el faraón, y la catástrofe del exilio fue causada por ellos mismos, según los cronistas. Declaran: Los reyes, los gobiernos, al final todo el pueblo – hicieron lo que desagrada al Señor.
Los cronistas interpretan el pasado. Sólo así se puede soportar el presente y dar forma al futuro. Por eso, al final de la Biblia hebrea aparece esta frase sobre el descanso y la recuperación, y no la resignación. Incluso lo peor puede traer algo bueno: La tierra se recupera mientras yace en ruinas. El pueblo experimenta en Babilonia que la fe no está ligada a Jerusalén, la Tierra Santa y el Templo, sino a reunirse para leer, discutir y comprender la Biblia. Lo importante es la relación personal con Dios y la comunidad de los creyentes.
Creo que Dios puede y sacará el bien de cualquier cosa, incluso del más malo.
Para ello necesita personas que dejen que todas las cosas les sirvan para lo mejor…
En esa fe debe superarse todo temor al futuro.
(Dietrich Bonhoeffer)

Kirsten Potz

2 Crónicas 36,11-21

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