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De manera, hermanos, que no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Gálatas 4,31

En la época de Pablo había creencias de que ciertos poderes celestiales dominaban arbitrariamente la vida. El anuncio y el seguimiento de Jesús traen un sentido totalmente nuevo.

En nuestro tiempo presente, en que tenemos otra mirada de los poderes e intereses que mueven los poderosos, los cristianos, y también usted que lee esta meditación, nos preguntamos ¿cuál es la voluntad de Dios? ¿Alcanza con dejar en manos de los que gobiernan (no importa a qué signo político pertenecen) la resolución de los graves problemas de nuestras sociedades? La respuesta es un contundente ¡no! Así como el apóstol va interpretando la realidad de su tiempo, y concluye que los cristianos tienen libertad por la fe, también en la actualidad debemos aplicar el mensaje de la Biblia y el espíritu de Dios a lo que acontece a nuestro alrededor. Desde ésta mirada, y por el testimonio de amor al prójimo que cada cual da de su fe, podemos hacer un importante servicio. Por ejemplo, podríamos resumir la problemática de la malnutrición y el hambre, diciendo que el hambre esclaviza y roba el futuro de quienes lo padecen. En cambio la libertad de seguir a Jesucristo, libera para reconocer las causas profundas y actuar para superar el hambre y sus terribles consecuencias. Tal vez necesitamos un pequeño estímulo para buscar en nuestra propia iglesia, o en nuestro vecindario, dónde insertarnos sin muchas palabras y entrar en acción.

Todo lo que estás haciendo al servir a otros hermanos más pequeños, el Señor mismo lo recibe. Todo lo que estás dejando de hacer a otros hermanos más pequeños, al Señor mismo se lo niegas. (Canto y Fe Nº 314)

Bruno Knoblauch

Gálatas 4,21-31

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