Por eso, para que la promesa hecha a Abraham conservara su valor para todos sus descendientes, fue un don gratuito, basado en la fe.
Romanos 4,13-16

Vivimos en una sociedad en donde lo gratuito llama nuestra atención; en un mundo donde el consumo está a la orden del día; en las góndolas de los supermercados se nos ofrece en coloridos textos y grandes letras algún agregado que reza en los envases: ¡Gratis!
La carta a los Romanos enfatiza que la gracia de Dios, don gratuito, involucra al ser humano a través de la fe en Cristo, transformando así la vida de la persona, liberándola y haciéndola agente de liberación en su vida cotidiana.
Entonces, si no alcanzamos la liberación ni por las obras ni por la tradición, no hemos de enfocar nuestra mirada allí, aunque a veces también aparezca con coloridos textos y grandes letras, intentando llamar nuestra atención e intención, individual y comunitaria.
Les propongo leer el capítulo 4 de Romanos, en donde se nos comparte la experiencia de fe de Abraham; y luego de ello sentir, pensar y reflexionar en nuestras experiencias de fe, en aquellos momentos donde la fe en Dios nos ha puesto en movimiento, y a partir de allí hemos vivenciado la experiencia de ser liberados: de tradiciones humanas, del estancamiento, de la falta de sentido, de la alienación que nos provocan las ofertas que rezan ¡compre, lleve más, le agregamos contenido gratis! ¿de qué más? Luego de esto, compartamos lo reflexionado con alguna persona cercana.
Oremos juntas y juntos con el canto del padre Zini: “Ayúdanos a comprender que la misión de tus amados es compartir con los demás su fe en Jesús Resucitado” (300 Canto y Fe)

Paula Fogel

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