La Comisión Ecuménica de Iglesias Cristianas en Argentina (CEICA) ha difundido un contundente mensaje pascual bajo el título «Cristo, la razón de nuestra esperanza», basado en 1 Pedro 1:3, donde convoca a reflexionar sobre el sentido profundo de la Resurrección en el actual contexto de crisis global. En el documento, dirigido tanto a las iglesias miembros como a toda la comunidad, CEICA reafirma su compromiso con el diálogo ecuménico como herramienta para construir paz y justicia en medio de las múltiples problemáticas que aquejan al mundo contemporáneo.
El mensaje plantea una profunda reflexión teológica al señalar que el mismo Dios dialoga desde la cruz con los dolores de la humanidad, enumerando las realidades más urgentes que interpelan a las comunidades de fe: los flagelos de la pobreza y la violencia que deshumanizan a las personas, los conflictos bélicos en diversas regiones del planeta, el drama de los desplazamientos forzados, los impactos del cambio climático y las profundas desigualdades que afectan tanto a las sociedades como al conjunto de la Creación.
Frente a este panorama desafiante, CEICA propone mirar el misterio pascual como fuente de inspiración, recordando que aunque en la cruz Jesús parece callar mientras entrega su vida por amor, su voz resuena con fuerza a partir de la mañana de Resurrección, inaugurando un nuevo tiempo de vida plena y abundante. Esta perspectiva convoca a los creyentes a mantener vivos sus compromisos cristianos, expresados en una fe que se encarna mediante gestos concretos de ternura y misericordia, en una apertura sincera al encuentro con el otro y en la construcción de puentes de reconciliación.
La declaración expresa el anhelo compartido por transformaciones estructurales que permitan la dignificación de todos los seres humanos, creados a imagen y semejanza divina, e invita a cultivar un diálogo construido desde la esperanza, que no surge de la ingenuidad sino de la fuerza transformadora del amor de Dios revelado en Jesucristo. CEICA finaliza su mensaje reafirmando la fe en Cristo resucitado como fundamento último de la esperanza cristiana, vencedor de la muerte y las tinieblas, que ilumina el compromiso de las iglesias con la justicia, la paz y el cuidado de la Creación en este tiempo pascual.
