Te rogamos que perdones nuestra maldad, pues somos siervos del Dios de tu padre.
Génesis 50,15

En toda la región las cosechas habían fracasado, y comenzaba a escasear la comida. En la emergencia, Jacob envía a sus hijos a Egipto. Allí podrán conseguir trigo para sobrevivir a la sequía. En el camino, y viendo que José era muy bueno, brillante, y que tenía el favor especial de su padre, los hermanos decidieron eliminar a José. Por envidia lo golpearon y tiraron en un pozo de agua, ya seco.
Sin embargo, José fue encontrado por los egipcios, que lo metieron en la cárcel pensando que era un espía enviado por sus enemigos.
Creyente y fiel al Señor, tenía el don de adivinar el futuro. Así predijo que las malas cosechas iban a durar varios años. Además interpretaba sus sueños y los de los carceleros. Su fama iba creciendo y es recibido por el Faraón. Finalmente, el Faraón lo designa como Gran Visir. En términos actuales, era un ‘Primer Ministro’ puesto a gobernar todo Egipto.
Pasados muchos años los hermanos nuevamente viajan a Egipto a conseguir alimentos. En Egipto les cuentan quién es ése magnífico y sabio gobernador, y comienzan a tener miedo. ¿Será que ahora, José se va a vengar por lo que ellos le hicieron para que se muera?
Los hermanos piden a José “…te rogamos que perdones nuestra maldad, pues somos siervos del Dios de tu padre”. José lloró y los abrazo a todos. También les dijo, ¿quién soy yo para juzgarlos?, yo no soy Dios. El amor y la fidelidad a Dios, superó todos los temores.
Oramos: Gracias, Señor, porque me recuerdas que practicando la fe, cambias mi vida y me bendices. Amén

Bruno Knoblauch

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