Cuando ustedes ven que las nubes se levantan por occidente, dicen que va a llover, y así sucede.
Lucas 12,54b
Desde que nací hasta mi adolescencia, crecí y viví en la provincia de Entre Ríos. Prestando atención a los dichos de adultos y ancianos aprendí a pronosticar el tiempo en la zona. Por señales en la naturaleza, ellos sabían la llegada de lluvias o heladas, de vientos, granizo o fuertes calores. Esos avisos se respetaban, para no empezar trabajos que al fin fracasaran o no se pudieran terminar a tiempo.
Esto estaba muy bien, porque la gente con antelación tomaba precauciones y no tenían que lamentarse los errores de cálculo. Así se salvaban muchas cosechas.
El evangelio registra que Jesús ejemplificó del mismo modo la llegada de ciertas señales que nos ponen sobre aviso acerca de las consecuencias de errores y equivocaciones al armar nuestra vida. Por ejemplo: la gente sabe que la nicotina del tabaco puede generar cáncer, pero igualmente fuma. No hace caso a las advertencias y señales recibidas a tiempo… y acaba enferma.
Jesús desea que vivamos en paz, pero a pesar de todo, la gente discute, lucha y hasta mata por causas no siempre importantes.
Jesús vino a traer el Reino de los cielos y sin embargo nuestro mundo está lleno de dolor y sufrimiento que hemos ocasionado.
Jesús vino a darnos amor para una vida abundante y nosotros nos ocupamos en tratar de quedarnos con “la tajada más grande” en cualquier distribución que nos toque; todo por egoísmo y gula.
Podemos añadir muchas señales más en este desastroso mundo que nos esmeramos en mantener, a pesar de que fuera visitado por el amor de Dios en Cristo Jesús.
Con toda humildad repito la pregunta que Jesús hizo según Lucas 12,57: “¿Por qué no juzgas por ti mismo lo que es justo?”. Que Dios nos ilumine y podamos ver las señales para la vida.
Entre el vaivén de la ciudad, más fuerte aún que su rumor, en lid de raza y sociedad, tu voz oímos, Salvador. (Cántico Nuevo Nº 370)
Alicia S. Gonnet
Lucas 12,54-56
