Tal como sucede desde hace 21 años y en un espíritu de unidad ecuménica, se realizó este domingo 27 de abril la 21ª Marcha al Puente Internacional Libertador General San Martín, convocada por la Asamblea Ciudadana Ambiental de Gualeguaychú. La jornada, símbolo de la histórica lucha contra la contaminación a partir de la instalación de la pastera UPM (ex Botnia) en Fray Bentos, contó con la participación de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (IERP), a través de la Comunidad de Gualeguaychú de la Congregación Evangélica San Antonio, y de la Iglesia Católica local.
La movilización, que partió desde Arroyo Verde —epicentro del reclamo ambiental desde 2006—, reunió vecinos, referentes sociales, funcionarios y activistas. En este marco, se celebró una oración ecuménica en la que representantes de ambas iglesias expresaron un mensaje conjunto sobre la urgencia del cuidado de la “casa común”.
Durante la oración, se destacó que “el compromiso cristiano no puede desligarse de la defensa del medio ambiente”, y se hizo un llamado a preservar el río Uruguay como herencia vital para las generaciones futuras. Este momento espiritual fue acompañado por la entonación de los himnos nacionales de Argentina y Uruguay, y por la lectura de una proclama enérgica, donde la Asamblea renovó su denuncia sobre los daños irreversibles que la planta de UPM continúa generando en el ecosistema acuático y atmosférico de la región.
La proclama de este año incluyó graves denuncias ambientales: desde derrames de ácido sulfúrico y soda cáustica hasta el deterioro de los suelos por monocultivos forestales. Asimismo, se criticó la inacción de la Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y la flexibilización de normas que permiten mayores niveles de contaminación.
Por su parte, la participación ecuménica fue valorada como un signo esperanzador de unidad y cooperación entre credos en defensa del bien común. Reforzaron que cuando la fe se pone al servicio de la vida y del cuidado de la creación, el testimonio cobra aún más fuerza.
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Intervención del pastor Joel Nagel (IERP Gualeguaychú)
“Así fue, y Dios vio que todo lo que había hecho estaba muy bien. De este modo se completó el sexto día. El cielo y la tierra, y todo lo que hay en ellos, quedaron terminados. El séptimo día terminó Dios lo que había hecho, y descansó. Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación.” (Génesis 1:31—2:3).
Oremos: Dios de la vida, te damos gracias por todas las bendiciones de la Creación que nos das en abundancia.
Reconocemos que nuestro deseo de una prosperidad cada vez mayor se produce a expensas de nuestros semejantes y de la naturaleza.
Te pedimos que podamos aprender a vivir de forma más sencilla y a compartir nuestros medios de subsistencia entre nosotros.
Amado Dios, queremos acercarnos con reverencia a tu Creación de la cual somos parte, por eso te pedimos que nos ayudes a preservar la vida y promover su desarrollo desde esta actitud de compromiso.
Te pedimos que seamos más decididos y estemos más dispuestos a esforzarnos cuando se trata de mantener limpios la tierra, el agua y el aire en nuestra propia zona.
Dios, tú nos has dado esperanza prometiéndonos el cielo nuevo y la tierra nueva: que esta esperanza nos libere del miedo para actuar en favor de toda la biodiversidad.
Dios creador, el anhelo de agua viva está profundamente arraigado en nosotros. Creemos que puedes saciar nuestra sed. Por eso, como la mujer junto al pozo de Jacob, te pedimos con plena confianza, que nos ayudes a usarla con moderación y cuidarla, sabiendo que sin agua no hay vida.
Dios de amor, a veces somos como agua turbia y causamos dolor a los demás. Te pedimos que nos ayudes a ser amables y serviciales.
Por todos los que sufren sed y hambre. Ayúdanos a alimentarlos y compartir nuestra prosperidad con ellos, sabiendo que, en el compartir y cuidar nuestros recursos, podremos tener una vida más plena, pues tu nos diste la Creación para cuidarla y administrarla, y no para destruirla por los deseos y ansias mezquinas de poder y dinero.
Haznos receptivos a los gritos de tu Creación, que gime por un cambio en nuestras actitudes. Te lo pedimos en tu nombre: Ayúdanos, Señor. Amén.
