Esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva, donde reinará la justicia.
2 Pedro 3,11-15a

“Otro mundo es posible“- así era el lema del Foro Social Mundial, que tuvo lugar por primera vez en el año 2001, en Porto Alegre, Brasil. Se trata de un movimiento de personas de alcance mundial, que en forma conjunta denuncian la violencia y las injusticias, y sobre todo, desarrollan ideas para un mundo más justo. Para mí ese movimiento va codo a codo con la promesa bíblica: Dios promete un Cielo nuevo y una Tierra nueva, donde reinará la Justicia. La Iglesia de hace dos mil años pudo, a través de esta promesa, generar esperanza de que no todo lo que era en esos tiempos iba a quedar así. Que no siempre el imperio romano iba a saquear los pueblos. Y nosotros también podemos generar esa esperanza hoy y mantenerla activa. Los pobres no seguirán siendo pobres. Los desposeídos tendrán su recompensa. La naturaleza, la Creación, respirará y no será destruida. Un nuevo Cielo y una nueva Tierra nos ha prometido Dios, es nuestra esperanza junto con toda la Creación. Una vida en paz y no en la guerra. Un mundo en el que las personas no tengan que huir, en el que los niños viven seguros, y los ancianos hallen su tranquilidad. Y nosotros podemos hasta entonces colaborar, hasta que otro mundo sea posible.
Dios, te doy gracias por la esperanza que nos das en nuestras vidas. Tu logras justicia, la que anhelamos y a la que nos comprometemos. Te pedimos, Dios, mantén despierta nuestra esperanza y vivo nuestro coraje. Amén.

Heike Koch

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