Viernes 15 de noviembre


Jesucristo ofreció por los pecados un solo sacrificio para siempre… y por medio de una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los que han sido consagrados a Dios.

Hebreos 10,14

Nuestra reflexión nos lleva al corazón de nuestra fe, que es la obra de Jesús en favor de toda la humanidad. El Hijo de Dios, en tiempos bíblicos, enseñó un nuevo camino de vida, más cercano a Dios, para que podamos ser más humanos y más amorosos con nuestra familia y toda nuestra comunidad.
El propósito de Jesucristo es transformar la vida de las personas a través de su sacrificio en la cruz. La crucifixión representa la entrega total de Cristo en favor de toda la humanidad, renovando la vida de aquellos que tienen fe en Él. No es necesario repetir el sacrificio de Cristo, pero su entrega es un llamado a la conversión.
Esta conversión es nuestra respuesta y la aceptación en nuestro corazón de la obra de Jesucristo. Solo de esta manera estaremos en el camino hacia la perfección de la que nos habla la Biblia. ¿Has aceptado a Jesús como guía de tu vida?
Cuando la Biblia nos habla de “ser perfectos”, está señalando un camino a seguir, un camino hacia la perfección. Por eso podemos afirmar que tener fe siempre implica un proceso de maduración personal, capacitación y elevación espiritual.
Si te sientes abrumado y desorientado, y reconoces los errores y pecados cometidos en tu vida, a menudo sin darte cuenta, este es el momento de volver a Jesucristo. A través de su sacrificio y su gracia, Él te guiará y orientará hacia su perfección. ¡Confiemos en Él!
Oremos: Con fuerzas renovadas, te doy gracias, oh Dios, por la entrega y el amor de Jesús el Cristo. Amén.

Bruno O. Knoblauch

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