Jesús les contestó a los fariseos: “Vayan y díganle a ese zorro: Mira, hoy y mañana expulso a los demonios y sano a los enfermos, y pasado mañana termino”.

Lucas 13,32

En el texto de hoy nos sorprende ver que no todos los fariseos estaban de contrapunto con Jesús. Había entre ellos quienes lo respetaban, trataban de entender sus enseñanzas y lo invitaban a comer y hasta le advertían de buena fe que Herodes lo buscaba para matarlo.

Me impresiona la valentía de estos religiosos que también se arriesgaban al poner en aviso a este predicador que pensaba diferente, y que no se ahorraba palabras ni ejemplos para criticarlos a ellos y al poder. Asimismo, corrían el riesgo de ser tildados de traidores por sus propios compañeros como por los romanos que gobernaban.

Por otro lado, nos impacta la provocadora respuesta de Jesús, de llamar “zorro” al rey Herodes.

Actualmente, muchos valientes enfrentan el poder: periodistas que averiguan y denuncian hechos de corrupción, líderes sociales que representan y defienden a los sectores vulnerables de la sociedad, jueces o fiscales que no ceden ante las presiones del gobierno de turno cuando investigan causas sensibles. ¡Y cuántos otros ejemplos se podrían agregar! Pero, ¿se trata sólo de protagonistas valientes en esos impresionantes hechos que se difunden por los medios de comunicación?

¿Qué ocurre con nosotros, los del llano, las personas de a pie frente a los “Herodes” cotidianos que pueden destruirnos? ¿No es valiente la amiga que acompaña y aconseja a la mujer golpeada? ¿La viuda que se enfrenta a los intereses del terrateniente y se niega a venderle su chacra por un par de monedas? ¿O el jovencito que enfrenta a sus jefes cuando se trata de proteger la vida y la dignidad de los operarios de una fábrica?

Que podamos sentir un poco de esa adrenalina en nuestras venas. La cobardía se paga caro y no ayuda a nadie.

Patricia Haydée Yung

Lucas 13,31-35

 

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